jueves, 19 de abril de 2012

La muerte de las hojas secas


No queda más que hojas secas o algún rito sin sospecha del amor anhelado por siempre esperado campos lejanos resecados,  tan solo  el viento que aúlla ahí su sonido desgarra estruendos de pensares y no son simples las sospechas de aquel  recuerdo no anulado.
Tu ser es grato pero tu amor no tanto decía una y otra vez el viejo ermitaño  mientras dibujaba en el lienzo de su ser  a corazón abierto. Dibujaba lo que él creía ver, un corazón latente aguerrido de un amor de cómo cuando eran jóvenes lleno de un amor al que el aposto toda la vida pero que hace mucho había dejado de latir. Con su último suspiro tomo aquel cuerpo helado y lo cubrió de hojas pero no muertas tomo las últimas verdes que le quedaban de aquel baúl  polvoso de donde guardaban  sus secretos más íntimos, secretos de adhesión; desde  la primera piedra de donde nació ese amor y en  papel  sus últimas palabras
Algunas historias tienen sabor de MIEL a ti de mi ser ,  a mí de tu ser...
que bueno FUE vivir a tu lado para contarlas y mejor morir contigo para seguirlas haciendo por la eternidad. (S.G)

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