El mágico mundo de las
tradiciones nos envuelve, cuando el tío Blas nos abre la caja de pandora de la
cual salen todos los personajes de
“Retorno al Mictlan”, su añoranza se desborda
en sus palabras rememorando aquellos tiempos cuando junto con su difunta
“Prietita” hacían los preparativos de la ofrenda para todos Santos, llegando a
el las palabras de los Tlatoanis ancestros, surge entonces el señor Quetzalcóatl
quien enfrenta al señor del inframundo Mictlantecutli, en busca de los huesos
sagrados para la regeneración del hombre, Coyolxauhqui se convierte en la luna
después de ser desmembrada por Hutzilopochtli, mientras Coatlicue danza, Nezahualcoyotl pregunta adonde iremos que
nunca tengamos que morir en medio de los elementos de la vida que aun hoy son
utilizados en la ofrenda contemporánea…
vinieron por el agua del
oriente Meztli Luna los vio llegar, eran
gente distinta nunca antes vista en el ixachilan, armaduras, espadas, chimallis (escudos) y maquiahuitl chocaron entre sí,
sembrando el sincretismo regado con sangre de nuestros antepasados, creciendo
así la milpa mestiza de donde nacen las leyendas, nuevos mitos envueltos en
misticismo prehispánico e imaginación española, leyendas que surgen en las
calles de Xochimilco desde la colonia con “La Muerta del Medallón”, “El Nahual”
haciendo maldades en la época de la independencia, las apariciones del “Charro
negro”, que es ni más ni menos que el mismísimo Diablo, que decir cuando dos
Zapatistas descubren a una bella mujer que deambula por las callejones de
Xochimilco, tarde se dan cuenta que es “La Llorona”, “La Mictlancihuatl” la señora del lugar de
los muertos que con engaños quiere llevarse al Tío Blas en cuerpo y alma al
inframundo… estas son las historias que de Xochimilco nos contaban nuestros
abuelos alrededor del tlecuil esa hoguera con tres
piedras donde se cocinaban aquellos alimentos que formarían parte de la ofrenda
de día de muertos, donde aun se siguen manejando los mismos elementos que desde
épocas prehispánicas se ofrendaban a los muertos y que representan los cuatro
elementos de la vida, viento es el papel picado, fuego las veladoras y el
sahumerio, tierra todos los alimentos, agua la bebida favorita de nuestros
difuntos; de esta manera compartimos esta festividad llena de magia de cosas
que contar… en medio de una laguna, entre chinampas y ahuejotes están estas escenas las
que se pueden ver desde la trajinera que es nuestro trasporte al lugar donde
todavía deambulan los muertos, al pasado, simplemente el
RETORNO AL MICTLAN